El mes dorado de Clarita.

El mes dorado de Clarita. Érase una vez, en un pequeño pueblo llamado Alegría, un mes muy especial que todos esperaban con ansias. No era diciembre, con sus luces y regalos, ni julio, con sus calurosos días de playa. Era septiembre, el mes de los nuevos comienzos. En Alegría vivía una niña de cabello rizado y ojos brillantes llamada Clarita. A ella le encantaba septiembre más que a ningún otro mes, y tenía sus propias razones para ello. Cuando septiembre llegaba, el sol seguía brillando con fuerza, pero el aire se volvía más fresco y suave. Las mañanas ya no eran tan calurosas, y las tardes tenían una luz dorada y mágica que lo envolvía todo. Una de las cosas que más le gustaba a Clarita de este mes eran las flores. El jardín de su abuela se llenaba de crisantemos de todos los colores: amarillos, rojos y morados que parecían pequeñas explosiones de alegría. Y en el parque del pueblo, los árboles comenzaban a vestirse con una paleta de colores asombrosa: el verde se mezclaba co...